Las
primeras definiciones que propongo:
- Una
biblioteca de plantas es un cultivo diverso, que se levanta para ser espejo vertical
de un cultivo horizontal de la región, las semillas que produce se distribuyen
y la biblioteca recibe, cada vez, especies nuevas para no fatigar la tierra.
-
Como biblioteca es un bien común, como cualquier biblioteca supone el trabajo
de miles de años, de miles de personas, como biblioteca de plantas, supone una
comunión con nuestras especies vegetales, animales, minerales, de las que a los
sumo somos cuidadores (bibliotecarios diría yo), no propietarios. Somos
“dueños”, en el sentido en que los indígenas amazónicos hablan de los “dueños
de los animales” o del “dueño de la yuca” (los espíritus que cuidan los seres).
- En
su carácter de biblioteca supone que las plantas y su misma organización, el conjunto
mismo, pueden ser leídos, citados, resembrados, que son conocimiento.
- Como biblioteca viva, que debe ser renovada, que no siempre tendrá lo mismo, cuestiona el afán del archivo muerto, los bancos de semillas tecnologizados, ausentes del mundo, secretos, hechos a espaldas de todos y de propiedad privada.
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