Qué es una Biblioteca de Plantas Vivas

Una biblioteca de plantas vivas desplaza la biblioteca de plantas muertas, disecadas o congeladas, archivos que nunca podrán darnos el sabor de la Caicedo, biblioteca viva que tiende lazos con los bancos vivos de semillas, frágiles, rebeldes ante el mismo concepto de archivo y paradójicamente, en su simpleza, única posibilidad de conservación por su apertura al cambio y continuo desborde.

Las primeras definiciones que propongo:

- Una biblioteca de plantas es un cultivo diverso, que se levanta para ser espejo vertical de un cultivo horizontal de la región, las semillas que produce se distribuyen y la biblioteca recibe, cada vez, especies nuevas para no fatigar la tierra.

- Como biblioteca es un bien común, como cualquier biblioteca supone el trabajo de miles de años, de miles de personas, como biblioteca de plantas, supone una comunión con nuestras especies vegetales, animales, minerales, de las que a los sumo somos cuidadores (bibliotecarios diría yo), no propietarios. Somos “dueños”, en el sentido en que los indígenas amazónicos hablan de los “dueños de los animales” o del “dueño de la yuca” (los espíritus que cuidan los seres).

- En su carácter de biblioteca supone que las plantas y su misma organización, el conjunto mismo, pueden ser leídos, citados, resembrados, que son conocimiento.

- Como biblioteca viva, que debe ser renovada, que no siempre tendrá lo mismo, cuestiona el afán del archivo muerto, los bancos de semillas tecnologizados, ausentes del mundo, secretos, hechos a espaldas de todos y de propiedad privada.

- Como las bibliotecas de plantas podrán ubicarse en casa comunitarias, centros de investigación, espacios comunales de bancos de semillas comunitarios o, de ser posible, en bibliotecas locales, no tienen un diseño único, su construcción debe adaptarse a las estanterías de un lugar, a las necesidades de las plantas y de sus cuidadores.

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